Quien tiene miedo tiene desgracia...

 Hola a todos!

Hoy he elegido hablar de la inseguridad, ese sentimiento que nos avisa de que podemos equivocarnos y, que si no somos capaces de controlarlo, seguirá creciendo hasta paralizarnos cada vez más.

Estoy segura de que todos nos hemos sentido inseguros en algún momento. Quizá te sentiste inseguro cuando te presentaste a un examen, cuando diste una respuesta a la profesora delante de toda la clase, cuando cogiste el coche por primera vez o antes de tomar una decisión importante. Tememos fallar, ser rechazados o ponernos en evidencia.


Fuente: Pixabay

Entre los factores que determinan la inseguridad se encuentran desde posibles traumas en la infancia hasta algo tan simple como la mala gestión de las habilidades sociales cuyos ejes son: confianza, comunicación y conexión.

Existen varios tipos de inseguridad, pero me gustaría centrarme principalmente en la inseguridad personal, pues es la más difícil de erradicar ya que afecta a todos los ámbitos de nuestras vidas.

La inseguridad personal es un estado mental en el que no logramos confiar en nuestras propias capacidades o habilidades y sentimos que no respondemos a las expectativas propias y ajenas. Al igual que la genética y la biología pueden marcar nuestro carácter (más o menos seguro, asertivo, extrovertido...), lo que nos marca definitivamente son los acontecimientos o situaciones que experimentamos a lo largo de nuestra existencia. Las señales que indican dicho padecimiento son:

  • Autocrítica constante.
  • Tender a ser catastrófico.
  • Dificultad o incapacidad para poner límites.
  • Recurrir a la comparación.
  • Miedo excesivo a equivocarse.

El estudio publicado por International Journal of Epidemiology  muestra que el 40% de nuestro cociente de felicidad se basa en acontecimientos de la vida reciente, por lo que si experimentamos un abandono, un fracaso o una profunda decepción, es común desarrollar sensación de inseguridad. 

Por otro lado, me gustaría destacar la inseguridad emocional, es decir, el conjunto de sensaciones de nerviosismo y pensamientos desagradables producto de la baja confianza en uno mismo.  Cabe aclarar que no nace de la nada, sino que existen diversos factores que pueden ejercer influencia en su aparición:

  • Baja autoestima: estas personas no confían en sí mismas, no identifican sus habilidades o virtudes y magnifican lo que consideran negativo de ellas mismas.
  • Autoexigencia y perfeccionismo: Suelen adoptar un pensamiento crítico, que juzga y desvaloriza sus propios actos y no les da el valor que merecen.
  • Experiencia traumática: Ciertas vivencias que haya tenido un gran impacto emocional y que pueden haber hecho que dicha persona sienta que no tiene virtudes o recursos para hacer frente a esas situaciones.
  • Crianza o sobreprotección: Patrones de crianza exigentes o, por el contrario, muy sobreprotectores que promueven la sensación de inseguridad e incapacidad .

Os dejo un vídeo de Manuel A.Escudero, un psicólogo clínico que explica el concepto de inseguridad y cómo puede ser superada.


Esto se manifiesta a través de conductas como no presentarse a los exámenes o reuniones sociales, alargar la entrega de trabajos por miedo a cometer errores, no expresar opiniones o puntos de vista... en definitiva, coaccionarse a uno mismo por miedo a la reacción de los demás.
Cuando nos invade la inseguridad emocional, a menudo necesitamos la opinión y validación del entorno como herramienta para hacer frente al malestar. Por ello, la representación mental que tengan de sus figuras de apego, en especial los padres o la pareja, es fundamental.


Fuente: Pixabay
En Scielo  un estudio muestra las correlacionas entre las variables de los estilos parentales materno y paterno y la inteligencia emocional de los niños. Dicho estudio muestra que que las variables de inteligencia emocional de los niños más afectadas son el manejo del estrés y estado de ánimo, sobre todo cuando emplean el estilo democrático, pues éste genera en el adolescente elevada autoestima, madurez social y moral, logro académico y logro educativo, además de un nivel inferior de conflicto entre padres e hijos.
Respecto a la pareja, es muy difícil mantener una relación sana y estable ya que si sentimos que no somos suficientes para el otro, no nos valoramos, tenemos miedo a que nos abandonen... son conductas que van a tener impacto en la relación amorosa. Las conductas dirigidas a pedir muestras de ese amor constantemente puede hacer que el miembro de la pareja sienta que no confiamos en él o que acabe desgastándose. Es muy probable que las personas que sienten inseguridad depositen la responsabilidad de su incomodidad o malestar en la pareja.

Dicho esto, una de las medidas que deben tomar para superar esa inestabilidad es reforzar el autoconcepto. ¿Cómo?. Aceptando que todos tenemos fortalezas al igual que aspectos que no nos gustan de nosotros mismos, pero eso no hace que tengamos menos valor. También es fundamental tener un diálogo interno más compasivo dejando esa exigencia y crítica tan severa hacia nuestros pensamientos, sentimientos o actuaciones.
                                                                                                                     Fuente: Pixabay

También me gustaría mencionar la influencia que tiene la presión social es el autoconcepto o la autoestima, es decir, en el modo de vernos a nosotros mismos y el valor que nos damos. Es cierto que en cada sociedad, comunidad, grupo de personas que nos rodean hay estipuladas unas series de normas no escritas que aceptamos por válidas o correctas. Por ejemplo la moda (que establece unos cánones de belleza casi inalcanzables) o los estereotipos hacen que te sientas en la obligación de entrar en esos parámetros que establecen, de tal modo que sino te sientes identificado, crees que eres el "apestado".

Por ello, considero necesario elegir bien a tu grupo de amigos y a tu pareja. Que sean personas que te aporten, te estimulen sentimientos positivos y te hagan ver tu valía como persona. Pero, principalmente, debemos recibir una educación (tanto en la escuela como en casa) que nos enseñe desde pequeños lo valiosa que son las personas, para admirarnos a nosotros mismos y valorarnos sin necesidad de terceras personas, ya no sólo para no destruirnos mentalmente, sino también para hacerles ver a aquellos que nos rodean que su presencia son fundamentales para nosotros. Finalmente, otra medida mucho más efectiva es acudir al psicólogo, pues te enseñará a canalizar esos sentimientos, cambiará tu forma de pensar y hará que te des cuenta de todas las capacidades que desperdicias por miedo al fracaso. 

Y tú que me estás leyendo:  ¿Qué opinas de la inseguridad?, ¿Quién crees que influye más en el autoconcepto, la familia o el grupo social (amigos o pareja)?, ¿Cómo ayudarías a una persona que tiene baja autoestima o inseguridad emocional/física?. 

Estaré encantada de leer vuestras respuestas, un abrazo.

BIBLIOGRAFÍA:



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